Además, haré cesar en Moab, dice el Señor, al que ofrece en los lugares altos y al que quema incienso a sus dioses, acabando con todos los idólatras, como destruiría sus lugares de culto. El mismo destino eventualmente aguarda a todos los idólatras, también a aquellos que se entregan solo a las formas más sutiles del pecado y se consideran seguros en su comportamiento insolente.

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