La porción de Jacob no es como ellos; porque él es el Formador de todas las cosas, e Israel es la vara de su heredad; el Señor de los ejércitos es su nombre. Este párrafo se repite del capítulo 10: 12-16, donde el profeta describió el poder omnipotente del Dios viviente y señaló la destrucción de los ídolos en el momento del gran juicio. En el capítulo 10 tenía la intención de combatir el temor del pueblo idólatra con respecto al poder de los dioses paganos; aquí quiere derrocar la confianza de los caldeos en sus ídolos, diciéndoles que sus dioses son impotentes ante la omnipotencia de Jehová, y que Israel se daría cuenta de este hecho cuando se produjera el juicio.

Con el derrocamiento de Babilonia, Jehová demostró ser el Creador de Israel, el Formador del universo, el único Dios verdadero. El siguiente párrafo está dirigido a Babilonia, como el "martillo de las naciones", 50:23, y la narración debe darse en tiempo presente o pasado, como una declaración profética.

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