Jeremias 51:1-64

1 Así ha dicho el SEÑOR: “He aquí que yo levanto un viento destructor contra Babilonia y contra los habitantes de Caldea.

2 Enviaré a Babilonia aventadores que la avienten, y devastarán su tierra; porque en el día del mal estarán contra ella por todos lados.

3 No entese su arco el arquero ni toqueb su cota de malla. No perdonarán la vida a sus jóvenes. ¡Destruyan por completo todo su ejército!

4 “Caerán los muertos en la tierra de los caldeos, y los heridos en sus calles.

5 Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, del SEÑOR de los Ejércitos. Ciertamente su tierra está llena de culpa contra el Santo de Israel.

6 “¡Huyan de en medio de Babilonia! Libren, cada uno su vida, para que no sean silenciados a causa de la maldad de ella. Porque es el tiempo de la venganza del SEÑOR; él le dará su retribución.

7 Una copa de oro fue Babilonia en las manos del SEÑOR; una copa que embriagó a toda la tierra. De su vino bebieron los pueblos, por lo cual se enloquecieron las naciones.

8 De repente ha caído Babilonia y ha sido quebrantada. Lamenten sobre ella; tomen bálsamo para su dolor. Quizás sanará.

9 “Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado. Abandónenla y vayamos, cada uno a su país; porque el juicio contra ella ha llegado hasta el cielo y se ha levantado hasta las nubes.

10 El SEÑOR ha sacado a relucir nuestras justas demandas. ¡Vengan y contemos en Sion de la obra del SEÑOR nuestro Dios!

11 “Afilen las flechas; embracen los escudos. El SEÑOR ha despertado el espíritu de los reyes de Media; porque su propósito es contra Babilonia, para destruirla. Porque es la venganza del SEÑOR, la venganza por su templo.

12 “Levanten bandera contra los muros de Babilonia; refuercen la guardia, pongan centinelas, dispongan las emboscadas. Porque el SEÑOR ha hecho un plan y realizará lo que ha dicho acerca de los habitantes de Babilonia.

13 Oh, tú que habitas junto a muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, el colmo de tu codicia.

14 El SEÑOR de los Ejércitos ha jurado por sí mismo, diciendo: ‘Yo te llenaré de hombres como de langostas, y contra ti levantarán grito de victoria’.

15 “Él hizo la tierra con su poder; estableció el mundo con su sabiduría y extendió los cielos con su inteligencia.

16 Cuando emite su voz, se produce un tumulto de aguas en los cielos. Hace subir la neblina desde los extremos de la tierra. Hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos.

17 “Todo hombre se embrutece por falta de conocimiento. Todo platero es avergonzado a causa de su ídolo. Porque sus ídolos de fundición son un engaño, y no hay espíritu en ellos.

18 Son vanidad, obra ridícula; en el tiempo de su castigo perecerán.

19 No es como ellos la Porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad. ¡El SEÑOR de los Ejércitos es su nombre!

20 “Una maza y un arma de guerra eres tú para mí. Por medio de ti destrozo naciones; por medio de ti destruyo reinos;

21 por medio de ti destrozo el caballo y a su jinete; por medio de ti destrozo el carro y a su conductor.

22 Por medio de ti destrozo al hombre y a la mujer; por medio de ti destrozo al anciano y al niño; por medio de ti destrozo al joven y a la joven.

23 Por medio de ti destrozo al pastor y su rebaño. Por medio de ti destrozo al labrador y su yunta; por medio de ti destrozo a los gobernadores y a los dirigentes.

24 “Ante sus ojos retribuiré a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea, por todo el mal que ellos hicieron a Sion, dice el SEÑOR.

25 “He aquí, yo estoy contra ti, oh monte destructor, dice el SEÑOR, que destruyes toda la tierra. Extenderé mi mano contra ti y te haré rodar de las peñas. Te convertiré en monte quemado.

26 Nadie tomará de ti piedra para esquina ni piedra para cimiento, porque serás perpetua desolación, dice el SEÑOR.

27 “Alcen la bandera en la tierra y toquen corneta en las naciones. Reúnan contra ella a las naciones; convoquen contra ella a los reinos de Ararat, de Mini y de Asquenaz. Comisionen contra ella al capitán; hagan subir caballos como langostas erizadas.

28 Reúnan contra ella a las naciones, a los reyes de Media y a sus gobernadores, a todos sus dirigentes y a la tierra de su señorío.

29 La tierra tiembla y se retuerce; porque se ha cumplido todo el plan del SEÑOR contra Babilonia, para convertir a Babilonia en una soledad, sin ningún habitante.

30 “Los valientes de Babilonia han dejado de combatir y han quedado en sus fortalezas. Se ha agotado su valor; se han vuelto como mujeres. Han incendiado sus casas, y sus cerrojos han sido rotos.

31 Un correo sale al encuentro de otro correo, y un heraldo al encuentro de otro heraldo, para informar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada de extremo a extremo.

32 Los vados han sido tomados, los carrizales han sido quemados a fuego, y los hombres de guerra están aterrados.

33 Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era. Ya es tiempo de trilla. Dentro de poco le vendrá el tiempo de la siega.

34 “‘Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha devorado, me ha causado confusión. Me ha dejado como un vaso vacío; me ha tragado como un monstruo acuático. Ha llenado su estómago con mis delicadezas y a mí me ha expulsado.

35 ¡Caiga sobre Babilonia la violencia hecha contra mí y mi carne!’, dirá la moradora de Sion. ‘¡Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!’, dirá Jerusalén.

36 “Por tanto, así ha dicho el SEÑOR: He aquí que yo juzgo tu causa y llevaré a cabo tu venganza. Secaré las aguas de ella y haré que queden secas sus fuentes.

37 Babilonia será convertida en montones de escombros, en morada de chacales, en objeto de horror y de rechifla, sin ningún habitante.

38 A una rugirán como leones; gruñirán como cachorros de león.

39 Cuando estén en pleno calor les serviré sus banquetes; haré que se embriaguen, de modo que se alegren. Dormirán el sueño eterno y no se despertarán, dice el SEÑOR.

40 Los haré descender como corderos al matadero, como los carneros con los machos cabríos.

41 “¡Cómo ha sido tomada Sesac y fue capturada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo ha llegado Babilonia a ser objeto de horror entre las naciones!

42 Las aguas han subido sobre Babilonia, y ha sido cubierta por el tumulto de sus olas.

43 Sus ciudades se han convertido en desolación, en tierra seca y desierta. Es una tierra en la cual nadie habitará; ni hijo de hombre pasará por ella.

44 Castigaré a Bel en Babilonia, y sacaré de su boca lo que ha tragado. Las naciones no afluirán más a él. ¡El muro de Babilonia ha caído!

45 “¡Salgan de en medio de ella, oh pueblo mío! Libren, cada uno su vida del ardor de la ira del SEÑOR.

46 No sea que desmaye el corazón de ustedes y teman a causa del rumor que se oye en la tierra. Dentro de un año vendrá un rumor, y después de otro año, otro rumor. La violencia cunde en la tierra, y gobernante contiende con gobernante.

47 “Por tanto, he aquí vienen días en que castigaré los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada, y en medio de ella caerán todos sus muertos.

48 Los cielos y la tierra, y todo lo que en ellos hay, gritarán de alegría por lo de Babilonia; porque del norte vendrán contra ella los destructores, dice el SEÑOR.

49 “Babilonia misma caerá por causa de los muertos de Israel; como por causa de Babilonia han caído los muertos en toda la tierra.

50 Los que escaparon de la espada, ¡márchense; no se detengan! Acuérdense del SEÑOR desde lejos, y esté Jerusalén en vuestra memoria:

51 ‘Estamos avergonzados porque oímos la afrenta; el oprobio ha cubierto nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de la casa del SEÑOR’.

52 Por tanto, he aquí que vienen días, dice el SEÑOR, en que yo castigaré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán los heridos.

53 Aunque Babilonia suba hasta el cielo, y aunque fortifique en alto su baluarte, hasta ella llegarán de mi parte los destructores, dice el SEÑOR.

54 “Estruendo de griterío hay en Babilonia; gran quebrantamiento, en la tierra de los caldeos.

55 Porque el SEÑOR destruye Babilonia y quita de ella el gran bullicio. Sus olas rugen como caudalosas aguas, y resuena el estruendo de sus voces.

56 Porque el destructor ha venido contra ella, contra Babilonia, y sus valientes son tomados prisioneros. Su arco ha sido hecho pedazos, porque el SEÑOR es un Dios de retribución. Ciertamente él dará la recompensa.

57 “Embriagaré a sus magistrados, a sus sabios, a sus gobernadores, a sus dirigentes y a sus valientes. Dormirán el sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre es SEÑOR de los Ejércitos.

58 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: La ancha muralla de Babilonia será demolida por completo. Sus puertas altas arderán en el fuego. Los pueblos habrán trabajado para nada, y las naciones se habrán fatigado solo para el fuego”.

59 Estas son la palabras que envió el profeta Jeremías a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías, rey de Judá, a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Seraías era el jefe de campamento.

60 Jeremías escribió en un libro acerca de todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia.

61 Jeremías dijo a Seraías: “Cuando llegues a Babilonia, cumple en leer todas estas palabras.

62 Y dirás: ‘¡Oh SEÑOR, tú has dicho de este lugar que lo habrías de destruir, hasta que no quedara en él quien lo habite, desde los hombres hasta los animales, y que sería una perpetua desolación’.

63 “Cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra y lo arrojarás al Éufrates,

64 diciendo: ‘Así se hundirá Babilonia y no se levantará, a causa del mal que yo traigo sobre ella, de manera que serán abatidos’”. Hasta aquí son las palabras de Jeremías.

El siguiente comentario cubre los Capítulos 45 al 51.

El capítulo 45 nos da la profecía con respecto a Baruc, ya mencionada. El Capítulo 46 y los Capítulos siguientes contienen las profecías contra los gentiles alrededor de Judea, y contra Babilonia misma. Encontraremos estos elementos especiales en las profecías que se refieren a las naciones: los juicios no son los de los últimos días, como en Isaías, sino (según el carácter general del libro) se refieren a la destrucción de las diferentes naciones, en para dar paso al dominio de un solo imperio. Es así que, en el caso de Judea, el juicio se ejecuta incluso ahora.

Pero hay una diferencia con respecto a la restauración de esas naciones en los últimos días. Egipto, Elam, Moab, Amón, son restaurados en los últimos días; Edom, Damasco. Filistea, Hazor, no lo son. La razón de esto es fácil de ver. Egipto y Elam no forman parte de la tierra de Israel. Dios en su bondad tendrá compasión de esos países; serán habitados y bendecidos bajo Su gobierno. Cuando el pueblo de Israel entró en Canaán, Amón y Moab debían ser perdonados.

No eran cananeos bajo la maldición; y por más deplorable que pudiera ser su origen todavía, estando relacionados con la familia de Israel, su tierra les fue preservada, aunque hasta la décima generación no pudieron ser admitidos en la congregación de Israel ( Deuteronomio 23:3 ). Y cuando Dios ponga fin al dominio dado a Nabucodonosor, y al imperio de los gentiles, estas naciones volverán a entrar en los países que les fueron asignados.

Pero, aunque Edom se había salvado, e incluso iban a ser recibidos entre Israel en su tercera generación, sin embargo, como su odio hacia Israel había sido ilimitado, deberían ser totalmente destruidos en el juicio de ese día. Compare con Abdías en todo, especialmente en el versículo 18. Su tierra debería formar parte del territorio de Israel, y era, de hecho, parte de él, aunque ellos mismos fueron perdonados al principio como hermanos de Israel, pero solo, ¡ay! abusar de este favor; para que el juicio fuera más terrible sobre ellos que sobre los demás.

Damasco, Hazor y Filistea formaban parte de la tierra de Israel propiamente dicha. Estas naciones desaparecen como naciones distintas, en cuanto a su territorio. Al final del juicio sobre Egipto, Dios envía palabras de aliento a Israel. Israel se había apoyado en Faraón cuando Nabucodonosor había atacado a Jerusalén. El poder egipcio parecía ser el único capaz de equilibrar al de Babilonia. Pero Dios había ordenado la caída de Egipto, quien voluntariamente habría tomado el lugar principal.

Sin embargo, esto fue designado para Babilonia. El país de donde fueron sacados (el mundo, considerado como hombre en su carácter natural independiente, organizándose en sus propias fuerzas) quisiera prevalecer sobre la corrupción idolátrica y los principios babilónicos; pero estos debían estar en vigor hasta el tiempo señalado por Dios, cuando Dios los juzgará. Ahora Israel, habiéndose apoyado en Egipto, aparentemente caería con Egipto; pero Dios los cuidó, y debían volver de su cautiverio y habitar en paz.

Los caminos de Dios en el gobierno son muy dignos de atención aquí. Dios juzgaría a las naciones; Castigaría a Israel con medida. Su pueblo no debe ser condenado con el mundo. La gracia abusada trae los juicios más terribles; así fue con Edom.

Babilonia aún permanece. Pero, en Jeremías, todos los juicios se contemplan en relación con la eliminación de las naciones independientes y el establecimiento del imperio de los gentiles, el tema principal de esta profecía; en consecuencia, el profeta está especialmente ocupado con el destino histórico del imperio, según lo establecido por Dios en los propios días del profeta. Es Babilonia y la tierra de los caldeos que son el tema de su profecía.

Es el juicio de este imperio, para vengar la opresión de Israel por parte de Nabucodonosor, que le había quebrado los huesos ( Jeremias 50:17 ). No obstante, la liberación de Israel, en el momento de la destrucción de Babilonia, se da como prenda y anticipo de su liberación completa y final ( Jeremias 50:4-19 -20; Jeremias 50:34 ; ver también Jeremias 51:19-21 ).

Porque la destrucción de Babilonia fue el juicio de lo que Dios mismo había establecido como el imperio gentil. Esta es la razón por la que, incluso históricamente, su juicio estuvo acompañado por la liberación de Israel y la destrucción de la idolatría, por un hombre levantado para ejecutar la justicia de Dios. No ha sido en absoluto lo mismo con los otros imperios, aunque, sin duda, también fueron establecidos por la providencia de Dios.

Pero en su caso no fue el establecimiento inmediato del imperio por parte de Dios, poniendo en él al hombre bajo responsabilidad. El hombre, así colocado, había fracasado por completo. Ha tiranizado al pueblo de Dios, establecido una idolatría obligatoria y corrompido al mundo por medio de ella. Considerado como poseedor del dominio del mundo que le había sido encomendado, ha sido juzgado, y Babilonia ha caído.

Es importante aprehender a fondo esta verdad con respecto a este primer imperio. En principio, la liberación de Israel resulta de ello, cualesquiera que hayan sido los tratos subsiguientes de Dios. Véase también el carácter de este juicio, Jeremias 50:28 ; Jeremias 50:33-34 . El próximo capítulo también nos proporciona principios importantes en relación con esta destrucción de Babilonia.

Jeremias 51:6 revela la fidelidad inmutable de Dios hacia Israel, a pesar de los pecados del pueblo. Era el tiempo de la venganza del Señor. Cuando debería haber llegado el tiempo que Dios indicó, un tiempo para ser conocido solo por aquellos cuyo discernimiento espiritual les permitiría aplicar la profecía, cuyos elementos fueron dados con suficiente claridad en estos dos Capítulos (especialmente en los asaltos de las naciones ), entonces los que tenían oídos para oír debían salir de la ciudad.

Además, la caída de Babilonia fue un juicio pronunciado sobre la idolatría. La porción de Jacob-Jehová-podría castigar a Su pueblo, pero Él no era como las vanidades de los gentiles. Después de haberlos castigado, manifestaría su justicia en contraste con los gentiles que los oprimían y, finalmente, los usaría como sus armas de guerra. Del versículo 25 ( Jeremias 51:25 ) vemos que es la Babilonia de aquellos días la que está en cuestión.

Del versículo 29 ( Jeremias 51:29 ) las circunstancias históricas que se relatan nos dan una prueba muy especial de ello.

Continúa después de la publicidad