pero la montaña será tuya, al limpiar las tierras altas boscosas en todo el territorio que les fue asignado, obtendrían, por así decirlo, una segunda porción o porción; porque es leña, y la cortarás; y sus frutos serán tuyos, los campos y llanuras junto a los bosques; porque expulsarás a los cananeos, aunque tengan carros de hierro, y aunque sean fuertes.

Quería dirigir sus pensamientos a la promesa de la ayuda de Dios y animarlos en la tarea que se les asignaba. Aquel que deseaba las bendiciones de la Tierra Prometida no se atrevió a abandonar la batalla. El que se niega a pelear del lado del Señor, virtualmente se rinde al enemigo y pierde las bendiciones eternas.

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