Y los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor se mantuvieron firmes en tierra seca en medio del Jordán, porque las aguas habían desaparecido tan completamente que tenían tierra firme bajo sus pies. Y todos los israelitas pasaron por tierra seca, hasta que todo el pueblo pasó limpio por el Jordán, y más allá del alcance incluso de las altas aguas que después volvieron a desbordar el lecho del arroyo.

Así, maravillosamente, el Señor condujo a Su pueblo a la Tierra Prometida. Y Él es el mismo Dios vivo y todopoderoso hoy, abriendo caminos ante sus hijos donde no pueden encontrar ninguno, y ayudándolos en medio de todos los peligros, hasta que lleguen al hogar prometido arriba.

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