Y Él dijo: No, no pertenecía ni al uno ni al otro, pero como Capitán del ejército del Señor he venido ahora, Príncipe de los innumerables ejércitos angelicales. Y Josué se postró rostro en tierra, en actitud de abyecta sumisión y súplica, y adoró, reconociendo a este Príncipe como un ser superior, aunque aún no estaba seguro de Su identidad, y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a Su ¿servidor?

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