Y el Señor, habiendo restaurado su favor a Israel mediante la expiación de la muerte de Acán, dijo a Josué: No temas, ni desmayes, abatido y lleno de temor. Lleva contigo a toda la gente de guerra, a todo el ejército, y levántate, sube a Hai; Mira, he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra, cuyo territorio era capital.

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