Y, buscando cualquier tipo de arma, encontró una nueva quijada de asno, de uno recién caído en el campo, cuyos huesos aún tenían gran elasticidad, y extendió la mano, la tomó y mató a mil los hombres con eso, para los enemigos, presa del pánico del terror, fueron absolutamente incapaces de defenderse. Fue una victoria notable.

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