Cuando toque la trompeta, yo y todos los que están conmigo, entonces también sois las trompetas por todos lados de todo el campamento y decís: La espada del Señor y de Gedeón, porque ese fue el grito de guerra. Al atacar el campamento de los madianitas desde tres lados a la vez y sonar con todo el ruido posible, el enemigo sería engañado con respecto al tamaño del ejército de Israel y confundido.

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