Todos tus enemigos han abierto contra ti su boca en gesto de burla y burla; silban y rechinan los dientes, como expresión de rabia satisfecha, de malicia vengativa. Dicen: La hemos devorado, provocando así una destrucción completa; ciertamente este es el día que buscábamos, que tan ansiosamente habían esperado; lo hemos encontrado, lo hemos visto, y ellos sienten la correspondiente satisfacción y placer. Pero la destrucción de Jerusalén no fue una casualidad, ni fue solo la culminación de los odiosos planes de los hombres.

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