Perseguidlos y destrúyelos con ira desde debajo de los cielos del Señor, para que sean removidos para siempre de la esfera del reino del mundo de Jehová, perdiendo así toda la oportunidad de hacer más daño. Los cristianos bien pueden orar para que Dios frustrara todos los intentos de los enemigos de quitarle su honor y dañar la causa de su reino en el mundo.

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