Y tomará los dos machos cabríos y los presentará ante el Señor a la puerta del Tabernáculo de la Congregación, y los presentará formalmente en su carácter de animales de sacrificio, ante el rostro del Señor. Según la tradición judía, las dos cabras eran del mismo tamaño y, por lo demás, lo más idénticas posible en sus marcas.

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