Y cuando se ponga el sol, al final del día y al principio del nuevo día, quedará limpio y después comerá de las cosas sagradas, porque es su alimento; dependía de la parte que le correspondía a los sacerdotes de las ofrendas para su pan de cada día y ya no se le debía privar de ella después de haber ayunado todo el día. La legislación divina siempre muestra este carácter considerado.

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