según la multitud de años aumentarás su precio, y según la poca cantidad de años reducirás su precio; porque según el número de los años de los frutos te vende. Por esta regla, el precio de la tierra se regulaba de acuerdo con el número de cosechas que quedaban hasta la próxima Lágrima del Jubileo: si el comprador conseguía muchas cosechas, el príncipe estaba alto; si el comprador conseguía unas pocas cosechas hasta que la tierra tuviera que ser devuelta a su propietario original, el precio era bajo.

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