Entonces lo traerá al sacerdote, y el sacerdote tomará su puñado de él, es decir, un memorial de él, y lo hará arder sobre el altar, con la intención de traer al adorador en memoria delante de Dios, conforme a las ofrendas encendidas. al Señor; es una ofrenda por el pecado, y tal ofrenda no debe mezclarse con los símbolos del Espíritu y de la alabanza de Dios.

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