Sin embargo, a pesar de todo su propio poder y la fuerza de sus aliados, fue llevada, fue al cautiverio, después de una conquista por Sargón, Esar-haddon o Tir-haqua; sus hijos pequeños también fueron despedazados en la cima, es decir, en las esquinas, de todas las calles; y echaron suertes por sus hombres honorables, dividiéndolos los conquistadores entre sí por suertes, como esclavos, y todos sus grandes hombres fueron encadenados.

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