Y sucederá que todos los que te miran huirán de ti con un sentimiento de profunda repulsión, y dirán: Nínive está asolada; ¿Quién se lamentará de ella? ¿De dónde te buscaré consoladores? entonces el profeta interviene en su pregunta. Nadie sentiría la más mínima simpatía por la ciudad asolada, porque ella había merecido su castigo.

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