Y entre la subida de la esquina a la Puerta de las Ovejas, repararon los orfebres y los comerciantes, los cuales estaban interesados ​​en el mercado que se celebraba en esta vecindad. Así como la Iglesia judía en ese momento había perdido algunos de los mejores nombramientos del Templo, en la Iglesia cristiana algunos de los dones especiales de la Era Apostólica ya no se encuentran en la misma medida. Pero queda una cosa, la Palabra de Dios. Donde se enseñe esto en su verdad y pureza, el Señor mismo vendrá y hará Su morada con los hombres.

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