Y Moisés contó estas palabras a todos los hijos de Israel, les anunció de qué manera el Señor tenía la intención de castigarlos; y el pueblo se lamentó mucho. Aunque ahora estaban parados en el umbral de Canaán, se les negó la entrada a la Tierra Prometida, y todo por su propia culpa. Pero la medida de su transgresión aún no estaba completa, porque su arrepentimiento ahora los convertía en presunción, ya que no estaba relacionado con la verdadera humildad.

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