Y Aarón volvió a Moisés a la puerta del Tabernáculo de la Congregación, donde el líder fiel miraba, aunque rechazado por su propio pueblo; y la plaga se detuvo, no hizo más daño, no causó más estragos. Nota: Los doscientos cincuenta incensarios de los fanáticos no produjeron más que consecuencias mortales; el incensario del verdadero sumo sacerdote salva la vida y vence a la muerte haciendo una separación entre los vivos y los muertos.

Marcos, también: Aarón es aquí nuevamente un tipo de Cristo, el Sacerdote perfecto, quien entró en medio de la humanidad perdida y condenada y por Su sacrificio detuvo la plaga de la ira de Dios, haciendo así una perfecta expiación por el mundo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad