Samaria quedará desolada, sufriendo su castigo al ser desolada; porque se ha rebelado contra su Dios; ellos, los habitantes de la capital y del país, caerán a espada, mientras el invasor avanza en su campaña de conquista; sus infantes serán despedazados, y sus mujeres encintas serán despedazadas, de acuerdo con los indeciblemente crueles métodos de guerra entonces en uso.

La llamada del Evangelio, como vemos aquí una vez más, sonó incluso en medio del degenerado Israel; porque no es el deseo del Señor que ningún hombre perezca, sino que todos sean llevados al arrepentimiento.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad