v. 10. El corazón conoce su propia amargura, conoce mejor su propia angustia y resiente la interferencia; y un extraño no se entromete en su gozo, porque ningún extraño puede entrar plenamente en los sentimientos del corazón. Este dicho no entra en conflicto con Romanos 12:15 , sino que está dirigido contra la intrusión oficiosa y una curiosidad indiferente en los asuntos de los vecinos.

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