v. 22. El entendimiento, la perspicacia adecuada y la discreción vigilante son manantial de vida para el que lo tiene, fuente de vida y poder para quien lo posee; pero la instrucción de los necios es necedad, y su necedad, que sirve para corregirlos, es fuente de todas las posibles desventajas; por falta de razón es su propio castigo, destruyendo la propia felicidad de una persona.

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