Bendice, alma mía, al Señor, una invitación y amonestación más enfáticas, un gozoso ánimo para uno mismo; y todo lo que hay dentro de mí bendiga Su santo nombre, todos los órganos del cuerpo están llamados a dar gracias por las ricas bendiciones del Señor, para dar a conocer la revelación de Su esencia y todos Sus atributos ante los hombres en todas partes.

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