Porque comerás del trabajo de tus manos, siendo, por la bendición de Dios, provisto de los frutos de su industria, especialmente los productos del huerto y del campo; feliz serás, y te irá bien, si se encuentra verdadera buena fortuna en una casa que goza así de la bendición de Jehová, donde la templanza y la frugalidad se combinan con el contentamiento, y nadie está obligado a comer el pan de la caridad.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad