El Señor te bendecirá desde Sion, el trono de Su presencia llena de gracia en medio de Su pueblo, así como Él ahora vive en medio de Su congregación, en Su Palabra y Sacramentos; y verás el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, siendo testigo de las bendiciones temporales y espirituales que el Señor concede a Su Iglesia y sus miembros. Todo verdadero creyente participa del bienestar de la Iglesia, don que Dios dispensa en su misericordia.

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