Cantaré al Señor porque me ha tratado generosamente, recompensándolo abundantemente en compensación por su temporada de angustia. Esa es la firme confianza de David. Así, el corazón de todo creyente, en medio de las tormentas de la vida, experimenta la maravillosa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, lo que le lleva a confiar en la misericordia de su Padre celestial, sin importar lo que le suceda.

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