Junto a los ríos de Babilonia, a orillas de los cuales muchos de los judíos se habían asentado durante el período del cautiverio, allí nos sentamos, su profundo dolor los había conducido a la soledad del país, sí, lloramos cuando recordamos Sión, porque la ansiedad de los judíos creyentes no se refería tanto a la pérdida de sus bienes temporales como a la del Santuario, signo visible del verdadero culto.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad