El Señor miró desde el cielo, inclinándose hacia adelante con el propósito de examinar muy de cerca, sobre los hijos de los hombres, para ver si había alguno que entendiera, si alguno de los hijos de Adán, algún miembro de la raza humana, tenía un discernimiento de las cosas divinas, y busque a Dios, reconociéndolo a Él y a Su comunión como el bien supremo. Se expone ahora el resultado de este examen detenido.

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