Aunque caiga, porque incluso el justo ocasionalmente tropezará y se hará culpable de transgresiones, no será del todo abatido, estirado en toda su longitud, incapaz de volver a levantarse; porque el Señor lo sostiene con su mano, lo sostiene , le ofrece su apoyo omnipotente y misericordioso, para que una vez más pueda mantenerse en pie y seguir su camino.

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