aunque bramen sus aguas, como con furor de ira, y se turben, torrenciales, espumosas y espumosas como vino fermentado, aunque los montes tiemblen con su hinchazón, como por el impacto de un gran maremoto que amenaza con socavarlos. Selah. Tal es el cuadro de las catástrofes que amenazan la existencia de la Iglesia, pero en cuyo medio los creyentes esperan en silencio al Señor, sabiendo que las puertas del infierno no prevalecerán contra Su Iglesia. Ahora se da la razón de esta simple confianza.

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