Recibimos un dulce consejo, disfrutando de la intimidad de la amistad, juntos y entramos en la casa de Dios en compañía, asociándonos también en público, en las grandes fiestas de Israel, cuando todo el pueblo fue testigo de su cercana compañía. Tal conducta, al traicionar el amor de una amistad pura, llena a David de justa ira, lo que hace que clame a Dios en busca de venganza.

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