Los que se sientan a la puerta, los nobles, los jefes del pueblo, hablan contra mí; y yo era el cántico de los borrachos, de los bebedores de bebidas fuertes, la chusma de las tabernas y las calles que se unían para burlarse de Él, no sólo durante Su ministerio, sino especialmente cuando colgaba de la cruz. El Mesías regresa ahora a la situación que se muestra al comienzo del salmo.

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