La afrenta ha quebrantado mi corazón, las burlas calumnias que lo golpearon por todos lados aplastaron su alma; y estoy lleno de tristeza, débil, desfalleciendo bajo la carga; y busqué a algunos de los que se apiadara, esperando simpatía y condolencia en Su miseria sin igual, pero no había ninguna; y para consoladores, hombres cuya demostración de bondad comprensiva podría servir para aliviar su angustia, pero no encontré ninguno. Tuvo que pisar el lagar de la ira de Dios solo.

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