Pero yo soy pobre y necesitado, con la angustia que es la suerte de todos los creyentes; Apresúrate a mí, oh Dios, porque tal es el carácter importuno apropiado de la oración. Tú eres mi ayuda y mi libertador; ¡Oh Señor, no te demores! Parece que la oración del Mesías en el Salmo 40 se adapta aquí a todos los creyentes, para enseñarles a poner toda su confianza en la vida y la muerte solo en el Señor, en la salvación obtenida por la obra del Redentor, porque en Él tenga liberación en todas las circunstancias de la vida.

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