Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, en quien solo los creyentes de todos los tiempos ponen su esperanza de redención, para la gloria de tu nombre, porque el cumplimiento de sus promesas misericordiosas redundaría en su gloria; y líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre; porque la concesión de tal remisión siempre sirve para exponer los rasgos y atributos más hermosos de Dios, su amor, gracia y misericordia.

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