con quien mi mano será firme; Mi brazo también lo fortalecerá. El Mesías, ungido con el aceite de santidad, con el Espíritu Santo, con la plenitud de la divinidad de Dios, sería sostenido a lo largo de Su ministerio en Su estado de humillación por el poder todopoderoso de Dios comunicado a Su naturaleza humana.

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