Porque grande es el Señor, único en divina grandeza, y digno de alabanza en gran manera, digno de alabanza; Debe ser temido, considerado con reverencia y asombro, por encima de todos los dioses, no como si la adoración de ídolos fuera permisible junto con la de Jehová, sino en el sentido de que solo Él puede ser adorado y será adorado como Dios verdadero.

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