y que ninguno de ustedes imagine maldad en su corazón contra su prójimo, planeando deliberadamente el daño, y no ame ningún juramento falso, porque el perjurio hace imposible la administración de justicia; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice el Señor. Es una declaración muy enfática, pronunciada con gran solemnidad, y es válida para siempre. Dios odia y desprecia la iniquidad en todas sus formas, y quiere que aquellos que son sus hijos libren una guerra continua contra toda transgresión de su santa ley.

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