Es extraño cómo se ha hecho que esta historia sirva en defensa de las cosas ocultas, que, de hecho, condena. Que se lea atentamente, y quedará perfectamente patente que esta mujer no tuvo nada que ver con la crianza de Samuel. Aún practicando su arte negro, y que en secreto, debido al edicto del rey contra toda su clase, comenzó, con motivo de la visita de Saúl, a practicar los engaños con los que estaba familiarizada. Cuando en respuesta a sus encantamientos, al parecer, Samuel apareció de verdad, se sorprendió más allá de toda medida.

No cabe duda de que Samuel se le apareció a Saúl. Sin embargo, fue enviado por Dios con el expreso propósito de entregar el terrible mensaje a Saúl, el cual el rey escuchó con asombro. Era el pronunciamiento de su condenación y la llamada del otro lado al espíritu del hombre que había fracasado tan total y desastrosamente en aprovechar su oportunidad.

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