En este capítulo tenemos un relato gráfico de la reforma que siguió al descubrimiento del libro de la Ley. Fue realizado por el espléndido entusiasmo y energía de Josiah, y es interesante notar su proceso. Primero fue la lectura pública del libro de la Ley. A esto le siguió un pacto en el que todos entraron para restaurar el orden perdido. Inmediatamente después, el trabajo siguió adelante, y una simple lectura de la historia muestra cuán a fondo, en lo que respecta al rey, se hizo el trabajo. El Templo fue limpiado de todos los vasos de las religiones falsas y también de los sacerdotes. De un extremo al otro del país, los ídolos y altares idólatras fueron barridos.

Después de esta drástica limpieza de la tierra, la fiesta de la Pascua, descuidada durante mucho tiempo, fue observada con toda su antigua gloria. Como hemos dicho, en lo que respecta a Josías, todo este procedimiento fue el resultado de la sinceridad y la lealtad. Sin embargo, el pueblo simplemente estaba siguiendo el ejemplo del rey, sin ningún sentido de arrepentimiento ni de regreso a Jehová. Por tanto, Dios no se apartó de su juicio necesario.

Josías había hecho todo lo que podía hacer y, en cumplimiento de la profecía de Hulda, fue reunido para descansar antes de que cayera el golpe final. Así, con fina discriminación, Dios avanza, liberando a los piadosos de en medio del juicio que cae sobre los impíos.

And now, in rapid succession, the judgments fell. Jehoahaz succeeded to the throne, and notwithstanding all that had been done during the reign of Josiah, returned immediately to evil ways in his brief reign of three months. The king of Egypt deposed him, and set Jehoiakim on the throne. However, he reigned only as tributary to Pharaoh. The lesson of righteousness was not learned, and for eleven years this man, no longer king but only the vassal of Egypt, continued his evil way.

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