En este mensaje, el profeta describe el reinado del Rey venidero y, de repente, apela a las mujeres. Describe el reinado del Rey como el establecimiento del orden y la creación de refugio y refrigerio para todos los afligidos. Los efectos benéficos de tal reinado son la restauración de la sensibilidad y un verdadero sentido de los valores, en el que los hombres conocerán la violencia y la llamarán por su nombre correcto, y reconocerán la verdadera nobleza.

Evidentemente consciente de cuán diferentes eran las circunstancias en las que ejercía su ministerio de las descritas, apela a las mujeres. Los llama a abandonar su comodidad y ceñirse de cilicio ante la devastación de la ciudad. Esto con el fin de ser restaurados por el derramamiento del Espíritu.

Este reconocimiento por segunda vez de la influencia de las mujeres en el transcurso de este volumen es una revelación de la aguda perspicacia del profeta y la aprehensión precisa de una de las causas más prolíficas del desastre nacional. Una feminidad degradada siempre crea una masculinidad disipada y enervada.

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