Continuando, el profeta hace confesión de fracaso moral. Esto lo hace primero al declarar el motivo del sufrimiento nacional. No se encuentra en la incapacidad de Jehová ni en su falta de voluntad. Las iniquidades del pueblo los han separado a ellos y a su Dios.

En un pasaje terrible, el profeta confiesa la terrible corrupción e inmediatamente describe el sufrimiento que siguió, el andar a tientas en la oscuridad, aunque es mediodía; el anhelo de una salvación que no llega, todo lo cual resulta de la propia transgresión del pueblo, como claramente declara el profeta.

Habiendo mostrado así que todo el sufrimiento del pueblo resultó de su propio pecado, y puesto en evidencia que debe haber un regreso a Dios si ha de haber un regreso a la paz, el profeta ahora describe cómo vendrá la restauración. Será una completa victoria de Jehová. Se basa en Su conocimiento del pecado de la gente y en el hecho de que no pueden proporcionar un intercesor. Es el resultado de su propia acción. Su brazo trae salvación, y necesariamente Su primera obra es el juicio. Finalmente, un "Redentor vendrá a Sion", y el resultado será la creación de un nuevo pacto espiritual.

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