Este capítulo y el siguiente constituyen un apéndice del Libro de Proverbios. Es imposible decir quién era Agur. En esta selección de sus escritos tenemos una introducción, en la que él arma el hecho de la poca sabiduría del hombre, y luego pronuncia la oración memorable que revela su temor a Jehová y su deseo de esa vida equilibrada que es una de seguridad.

Desde la oración hasta el final del capítulo tenemos sus observaciones sobre varios asuntos que afectan la conducta. En esto, la primera sección se abre con un proverbio (verso Pro 30:10). Luego siga las descripciones de cuatro generaciones malvadas y de "cuatro cosas" perpetuamente insatisfechas. La segunda sección comienza con un proverbio (verso Prov. 30:17), y es seguida por cuatro grupos de cuatro cosas. Los primeros cuatro excitan el asombro, los segundos cuatro, el terror; los terceros cuatro son cosas pequeñas, pero sumamente sabias; los últimos cuatro son cosas majestuosas. Todo el movimiento termina con un proverbio (versículos 30: 32-33).

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