El amor ciertamente sobrevivirá a todos los dones espirituales y es incluso mayor que la fe y la esperanza (13: 8b-13).

Pues entonces volvemos a comparar ese amor con el tema que nos ocupa. Las profecías, las lenguas y el 'conocimiento espiritual' son todos temporales, porque se desvanecerán cuando llegue la realidad. El amor cristiano, por otro lado, es permanente. Permanecerá continuamente y es el mayor otorgamiento conocido por el hombre.

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