“Así haré que cese mi furor contra ti, y mis celos se apartarán de ti, y me quedaré quieto y no me enojaré más”.

Sin embargo, en todo esto, el propósito de Dios es finalmente misericordioso. Quiere librar a su pueblo de la idolatría para que de nuevo respondan plenamente al pacto. Una vez que su pecado haya sido tratado con Su justa ira contra el pecado ya no será necesaria. Una vez que su idolatría haya cesado, ya no tendrá que preocuparse por que no lo miren. Ya no necesitará ser un 'Dios celoso'. Los términos furia y celos son antropomórficos y no deben tomarse demasiado literalmente.

Su 'furia' es Su actitud establecida contra el pecado como el Juez moral del universo, Su 'celos' es Su justa preocupación en contra de que se comporten de una manera que sea perjudicial para ellos mismos y para el mundo. Como ocurre con cualquier esposo bueno y justo, el corazón de Dios se opone a cualquier cosa que arruine la vida de Su esposa, y de manera única, Su esposa podrá beneficiarse de Su castigo, porque algunos de Su pueblo permanecerán.

Así será Él 'callado'. Su obra habrá sido cumplida, la justicia habrá sido satisfecha y Él podrá restaurar a Su pueblo a su antigua relación.

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