"Benjamín es un lobo rapaz, por la mañana devorará la presa y al anochecer repartirá el botín".

Para un pastor, el lobo hambriento era un espectáculo temido pero asombroso. Comía por la mañana y se saciaba él mismo y luego, por la noche, proporcionaba más para sus crías. Así también Benjamín tendrá éxito en todos sus esfuerzos, proveyendo para sí mismo y para sus hijos. La imagen no es necesariamente despectiva. A los hombres les gustaba que se los considerara como bestias feroces.

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