“Quitadle, pues, el talento y dáselo al que tiene diez talentos”.

Entonces su sentencia fue doble. En primer lugar, que debería perder lo que se le había confiado, simplemente porque no se podía confiar en que lo usara correctamente. Prefería verlo regalado a otro que había demostrado ser más digno de él y que lo usaría correctamente. En segundo lugar, que sea enviado a un severo castigo. Él había dicho: 'Tómalo'. Y así lo haría su Señor. Y luego su Señor reveló Su propia naturaleza generosa dándola al que tenía diez talentos, exponiendo de una vez por todas las calumnias del siervo malvado.

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