'Y Balaam dijo a Balac: "¿No hablé yo también a los mensajeros que me enviaste, diciendo:" Si Balac me da su casa llena de plata y oro, no puedo ir más allá de la palabra de Yahweh, para hacer ninguna de las dos cosas? bueno o malo de mi propia mente. ¿Qué dice Yahvé, eso hablaré yo?

Pero Balaam respondió con igual fuerza y ​​le recordó que no había hecho nada más de lo que había dicho que haría. Él había dicho desde el principio que incluso si Balac le diera su casa del tesoro abastecida hasta el borde, no iría más allá de la palabra de Yahweh. Él no haría, mejor dicho, no podría hacer el bien o el mal en su propia mente. No estaba dentro de su capacidad para hacerlo. No era el amo de los dioses, era su intérprete.

Solo pudo decir lo que Yahvé le había dicho. (Él habría dado la misma respuesta a un rey babilónico sobre Marduk. Su opinión era que él trataba con 'dioses' y aunque trató de influir en sus decisiones, y tenía formas de hacerlo, al final simplemente trajo el mensaje que le dieron, y no estaba en condiciones de obligarlos si no respondían como él quería. Lo único que podía hacer era seguir intentándolo).

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