2 Corintios 8:11

Rendimiento.

Considerar:

I. Promesas en relación al reino de los cielos. A los hombres no les gusta perder de vista la hermosa ciudad de Dios. Les gusta sentir algún tipo de conexión con Cristo; pretenden volver a una vida Divina seria. Sí, hay una especie de propósito en sus corazones de ser tan fieles a Cristo como en sus primeros días de consagración a Su servicio, y viven, en cierto modo, de la historia halagadora. Pero déjelos llegar al punto de la realidad.

¡Oh, la tragedia escrita en la vida de personas bien intencionadas! El prometedor sigue siendo un esclavo y todavía habita en el palacio encantado del mal. Ahora es el momento aceptado; ahora es el día de la salvación.

II. Promesas en relación con las responsabilidades de obsequios y servicios. Dios siempre nos dice: Empiecen; empezar. La actuación, una vez que ha comenzado honestamente, incita cada vez más a un esfuerzo leal.

III. Promesas en relación al ejemplo de Cristo. Te prometiste a ti mismo en épocas de enfermedad y duelo por Cristo. ¿Has cumplido ese voto? Se ha dicho que a veces los hombres que se ahogan, que han sido rescatados con gran peligro para otros, reducen la gratificación prometida cuando se deja pasar el tiempo. ¡Miserables egoístas! Sí, todos podemos decir, amén, a eso. Pero, ¿cuántos podrían oír la voz de Dios: "Ahora, pues, hazlo"?

IV. Promesas en relación con la abundancia de Dios. ¿Qué pagaremos al Señor por todos sus beneficios para con nosotros? La vida del Salvador fue una vida de hechos, y debemos ser epístolas vivientes de Él.

V. Promesas en relación a la influencia del ejemplo. Las acciones, como antaño, hablan más que las palabras. Una palabra amable y estimulante es de inmenso servicio cuando va acompañada de un esfuerzo valiente. Algunos de nosotros tenemos miedo de empezar; pero, aunque al principio temblamos, las palabras susurradas de Jesús restaurarán nuestro valor, porque Él ha dicho: "Nunca te dejaré, nunca te desampararé".

WM Statham, Christian World Pulpit, vol. vii., pág. 312.

Referencias: 2 Corintios 8:12 . Homiletic Quarterly, vol. ii., pág. 544. 2 Corintios 8:15 . FW Robertson, Lectures on Corinthians, pág. 395. 2 Corintios 8:21 .

J. Taylor, Christian World Pulpit, vol. xxxiv., pág. 186; Preacher's Monthly, vol. ii., pág. 250; H. Murray, Los frutos del espíritu, pág. 351. 2 Corintios 8:24 . Spurgeon, Sermons, vol. xxvi., núm. 1522; Púlpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. iv., pág. 191. 2 Corintios 9:7 . Spurgeon, Sermons, vol. xiv., nº 835; Preacher's Monthly, vol. ix., pág. 77.

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